tejieron tus labios
entre las brumas del albor,
de un cualquier día,
de un cualquier momento,
de una cualquier ocasión.
Te amo... mucho...
musitaron tus labios
arrojando esa preciosa pela
al gris rutinario y polvoriento
de ese día a día
amalgama de quehacer y preocupación.
Te amo... mucho...
cuando palabras fueron
brotadas del éxtasis la cumbre
Cuando pronunciadas fueron
en la primavera del inicio
no tuvieron el sabor del ahora.
Te amo... mucho...
Fueron las palabras mismas
del ayer, del más ayer,
y el más hoy del ayer.
Pero nunca son realmente
esas, las palabras mismas...
Pues ayer fueron promesas promesantes,
y hoy son promesas cumplidas.
Te amo... mucho...
ayer portaban sus letras el ardor
del sensual amanecer apasionado.
Hoy cargan el gusto inapreciable
de un sentir purificado
en el crisol de situaciones varias.
Angustias solitarias y compartidas,
heridas abiertas y sanadas,
luchas en cursos y vencidas,
sueños naufragados y renacidos,
amarguras bebidas y endulzadas.
Te amo... mucho...
Hoy como ayer.
Mas... No es hoy como ayer...
Ayer era lo promisorio
de un cheque en blanco,
hoy es el invaluable valor
de una realidad comprobada.