Aquello que está ahì, y es «aquello»
Aquello mío, propio, único… Uno…
ese «algo superviviente de profundos naufragios
en que los fracasos desgarraron el existir.
¿Cumple tus sueños! ¿Constrúyete! ¡Elije tu vida!
Pero…
Los sueños incluyen una zona indomable
que puede estar tanto fuera como dentro
de esa evanecente frontera del yo.
A veces no sabes por qué lo intentas para la nada
mientras otros lo consiguen como si nada…
Pero…
¿A quién engañamos? ¿A quién queremos engañar?
¿Quién nos engaña? ¿Por qué someternos al engaño?
Al engaño de creer que no existe el fracaso,
o que, al menos, no debiera existir.
Y ahí queda el «Uno», sobreviviendo.
¡No! No es la nada: es el Uno.
Uno mismo.
Si tu mirara me nihiliza
no es porque mi uno sea vapor de nada,
es porque tus ojos son vapor de vanidad
incapacitados de percibir «eso que està alli»,
que está en tí y está en mí:
el Uno en su médula, al desnudo.
el yo despojado de títulos y adjetivos.
El Yo Soy… sin nada más que eso.
Yo soy, y en algún punto
no importa nada más
No hay comentarios:
Publicar un comentario