miércoles, 4 de noviembre de 2020

Esperanza viste gris

 

Atardece.

El firmamento gris se reviste violeta…

empapa mi alma de nostalgia mortal

 

Cielo plomizo, vida plomiza

¿Cuándo arreciarán los vientos purificantes

despejando la húmeda cavilación de lo confuso?

¿Cuándo el austero frío de la verdad

disipará entre sus dedos firmes

el asfixiante vapor de la sugestión?

 

Atarcede

Los nubarrones devoran los nocturnos luceros

y se encienden levemente, con timidez.

Noche insípida, vida insípida.

¿Cuándo asomará su dorada frente

el sol, en la cálida línea del horizonte?

¿Cuándo el día dictará a mi oído

la vital frase que regale sentido

a los acontecimientos pasados, a los sueños futuros,

y a la interminable rueda de rutinas

que giran y giran

en lo que cada día denominamos «hoy»?

¿Cuándo?

Anochece.

La lucha de mi alma continúa

tratando de no naufragar en el sopor

del sin sentido.

Mientras tanto cierro mis ojos

y me acuno en las olas de Morfeo.

Como sea, mañana, sin poderlo evitar

amanecerá.

 

Otro amancer, estrena oportunidad.

Ahora… a dormir.

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